lunes, septiembre 12, 2005

El vino


Los borrachos oyen doble.

En el vino de la misa nada un ángel.

El vino de las gordas es un bovino.

Los brindis son las fotos del vino.

Nunca escucharemos lo que se dicen la copa y los labios.

El vino empieza en los ojos y termina en la cama.

El vino alfombra las conversaciones.

El vino se cita en las copas.

Las botellas son mujeres que esperan que las saquen a bailar.

En la cápsula alguien viaja a otro mundo.

Un grano de uva es un pedernal vivo.

El vino es la droga de los conservadores.

La uva roba sol para iluminar las mesas.

El corcho tiene un árbol con sombra adentro.

El vino es un escritor sin papel.

El vino escribe en el aire y puntúa en los ojos.

Cuando se agita una copa de vino el mundo mueve la cintura.

El vino se va de boca.

El vino es lo rojo del verde.

El vino hace silencio por dentro y ruido por fuera.

El vino empina porque no sabe escalar.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo pregunto de puro abstemio:
¿El vino no calma la sed, sino el hambre?

Anónimo dijo...

esas hermosas greguerías vinícolas derrumban de una sola vez las boludeces que ha escrito sobre el vino la Marcela Muñoz.
Creo que "el vino es el rojo del verde" me la llevo a la tumba.
salute, patri

Hernán Schillagi dijo...

Para los que saboreamos en nuestros paladares el castellano, sabemos que el "vino" tiene mucho de "regreso" y cuando nos despedimos brindando, toda despedida sabe a promesa.

Patricia Rodón dijo...

Fernando. El vino no calma ni la sed ni el hambre. El vino sólo alimenta el alma, esa que vos no querés (creés) tener.

Juan. No permitiré que este blog se contamine con sustantivos propios (impropios)como el citaste. Y te prometo que a la tumba te vas a ir con mucho más que el rojo del verde.

Quebrantapájaros. El vino es, por definición, una promesa de regreso. El vino nunca despide, siempre invita.

Gracias a los tres por vivir entre mis copas.

Anónimo dijo...

Patricia. Acepto que ese sustantivo fue un poco fuerte, pero digamos que pasó como un relámpago al teclado y no lo pude evitar. Creo, además, que la buena educación nos hace cada vez peores... escritores.
Y el champán, para cuándo...

Patricia Rodón dijo...

Juan. Creo que la buena educación nos hace cada vez más hipócritas, displicentes y perdonavidas. Y sí, peores escritores. Por eso soy tan mal educada. Porque quiero escribir y vivir mejor. ¿El champagne? Cuando quieras. Poné la botella. Yo te la descorcho.

Anónimo dijo...

Patricia: desde chica mi abuelo y mi padre cultivaron en mí el gusto por el vino y otros elixires, por eso brindo por tus greguerías...
El vino desata en los ojos el hambre y la sed, por eso no está hecho para todos, porque el peligro late en cada sorbo, en cada brindis.
Hermoso post.

Rubén Valle dijo...

Virginia: frente al vino, mejor dicho frente al vino "poetizado", siempre siento que todos estamos en deuda, que nunca podremos estar a la altura de esos maravillosos momentos de pasión, amistad y delirio que nos habilita. Igualmente,disfruto tus greguerías vínicas. E igualmente levanto mi copa para el próximo brindis.

Patricia Rodón dijo...

Cecilia. Me encantó tu certeza de que "el peligro late en cada sorbo, en cada brindis". El vino es un acantilado. Gracias venir y asomarte.

Rubén. Nosotros somos los que hacemos esos momentos maravillosos donde la poesía, la amistad y la pasión son posibles. El vino nos habilita. O no. Pero es cierto, el vino nos pone en deuda en cada brindis. Lavé mis copas panzonas.

Greg dijo...

Una mezcla de imagenes, sonidos, tactos y olores, todos muy acertados e algunos incluso divertidos.
Tal y como lo hace el vino, has jugado con los 5 sentidos: la boucle est bouclée
Así lo he vivido... y me ha encantado.

Patricia Rodón dijo...

Greg. Gracias por el brindis. Ya rociaremos con vino malo los ojos de los trolls. Y quedarán cegados para siempre. Tu página es muy buena. O sea, me interesa mucho. La chica del trapo rojo. Te visito. Un beso, Patricia